El riesgo Cardiovascular es la probabilidad que tiene una persona de sufrir una enfermedad cardiovascular en un determinado plazo de tiempo, fundamentalmente un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular ya sea trombosis, embolia o hemorragia cerebral.
Y la importancia de mantener a raya estos factores de riesgo se comprende fácilmente si tenemos en cuenta que las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en España, ya que más de tres de cada diez muertes ocurridas en nuestro país se deben a ellas; y que según la Organización Mundial de La Salud (OMS) el 80% de las muertes prematuras podrían evitarse siguiendo un estilo de vida saludable y reduciendo los factores de riesgo.
¿Y cuales son esos factores de riesgo?
Los clasificamos en dos grupos:
1. No modificables o no prevenibles: son aquellos sobre los cuales no tenemos posibilidad de influir, tales como la edad, el sexo, la carga genética y los antecedentes familiares.
2. Modificables, también llamados factores de riesgo mayores o independientes. Estos son los de mayor interés, ya que sobre ellos podemos actuar de forma preventiva:
- Hipertensión arterial (HTA)
- Hipercolesterolemia
- Diabetes
- Sobrepeso/obesidad, en particular la obesidad abdominal o visceral
- Tabaquismo
- Sedentarismo
-Abuso del alcohol
- Ansiedad/estrés
De estos factores de riesgo modificables los cuatro primeros van frecuentemente asociados constituyendo el llamado Síndrome Metabólico, y junto con el tabaquismo son los factores de riesgo más importantes sobre los que debemos actuar. El que vayan asociados es de suma importancia, ya que al coincidir el riesgo de enfermedad cardiovascular se multiplica de modo exponencial.
Se habla de Síndrome Metabólico cuando en una persona coinciden al menos tres de los siguientes factores:
- Obesidad abdominal: perímetro de la cintura mayor de 88 cm en la mujer y de 102 en el hombre.
- Trastorno de las grasas en la sangre: colesterol HDL (bueno) bajo y triglicéridos altos.
- Azúcar alto: mayor o igual a 110 mg/dl.
- Tensión arterial alta: mayor o igual a 140/90 mmHg.
Siendo los mejores predictores de síndrome metabólico la presencia de obesidad abdominal y azúcar alto.
La presencia de este síndrome es de enorme importancia ya que aumente en 5 veces la aparición de diabetes tipo 2 y de 3 a 5 veces el riesgo cardiovascular. Por ejemplo, una persona que tenga la tensión alta y además tenga síndrome metabólico tiene un riesgo cardiovascular de casi el doble que si tuviese unicamente la tensión alta.
En España (debido fundamentalmente a los cambios de hábito alimentario, sustitución de la dieta mediterránea por alimentos precocinados o elaborados) al igual que en otros países desarrollados se está experimentando una epidemia de sobrepeso y obesidad tanto en adultos como en niños, y como acabamos de decir, la obesidad con mucha frecuencia va asociada con los trastornos del azúcar y de las grasas dando lugar al desarrollo del síndrome metabólico.
Resumiendo:
1. Existe una relación directa entre obesidad/sobrepeso y mortalidad, de manera que a mayor índice de masa corporal (IMC=peso dividido por altura al cuadrado) mayor mortalidad especialmente relacionada con una mayor mortalidad cardiovascular.
2. Las personas con hipertensión arterial (TA igual o mayor a 140/90 mmHg) tienen mayor riesgo de presentar cardiopatía isquémica (infarto agudo de miocardio) y especialmente enfermedad cerebrovascular aguda (ictus).
3. Está demostrado que las personas con niveles de colesterol en sangre mayores o iguales a 240 mg/dl tienen el doble de riesgo de sufrir un infaryo de miocardio que aquellas con cifras menores de 200 mg/dl. Además cuando las células son incapaces de absorber todo el colesterol que circula por la sangre, el colesterol sobrante se deposita en la pared de la arteria estrechándola y provocando arterioesclerosis.
4. La grasa acumulada alrededor de algunas de los principales órganos del cuerpo, denominada grasa visceral, promueve alteraciones del colesterol, aumento de triglicéridos, incremento del riesgo de padecer diabetes, subidas de la tensión arterial y riesgo de trombosis; todos estos factores favorecen el desarrollo de enfermedad cardiovascular. Esta acumulación de grasa es consecuencia de factores hormonales y genéticos pero también de seguir unos hábitos de vida poco saludables, como son la mala alimentación, el consumo de tabaco, la falta de ejercicio físico y el estrés.
En Prosaude podemos calcular tu riesgo cardiovascular y ayudarte a tener bajo raya los factores modificables que lo encrementan.